lunes, 30 de agosto de 2010

Cita 16

Mis últimas 2 citas resultaron bien. No para mi, sino para ellas. Natalia encontró a una persona para pasar su tiempo en internet y disfrutar a su manera. Ñeves está contenta con "Marianito", el cachorrito que le regalé, y supo combatir el miedo a la soledad.
Lo bueno de ayudar a la gente es que uno se siente bien consigo mismo, y eso exteriormente se nota mucho, a través de buenas vibras, o simplemente una esencia fácil de notar con una mirada. Me di cuenta de que en la calle, por ejemplo, las mujeres me miraban más que antes. Cuando uno se siente bien, de alguna manera se nota, y eso me estaba gustando. Estaba como exteriorisando una alegría. La alegría de ayudar a gente... pero en el fondo pensaba... Quién me ayuda a mí? Necesito ayuda? Lo hago notar eso también?

- Es desodorante de ambiente - Dice Santiago mientras huele la misteriosa carta, mientras estabamos en nuestro bar de siempre.

- Cualquiera. Es perfume de mujer, bruto! - Le digo - No me cambies el tema. Se nota que necesito a una mujer?

- Obvio.

- Es malo eso, no?

- Obvio.

- Bueno decime algo más!

- A veces uno no tiene que mostrarse tanto en un comienzo. Hay que saber darse a conocer. Me explico?

- Sí... pero... por qué?

- A la gente no le interesa conocer a la gente tan rápido. Por eso cada vez es más difícil conocer gente. Todos se conocen entre todos en muy poco tiempo. Vivir en una ciudad tan grande y esa necesidad de estar conectado constantemente, sea por internet, por celular y demás, deja de lado el lado humano.

- Claro.. es re triste.

- Miralo de esta manera. Vos no tenes problema de hablar con un desconocido por internet, pero en el mundo real... afuera, nadie va por la calle hablando con desconocidos. Probablemente si no existiesen estos medios de comunicación tan masivos la gente tendría la necesidad de comunicarse. La gente se está empezando a olvidar de que la mejor comunicación es el cara a cara.

Me puse a pensar en eso durante la semana. Era como el "tema de la semana" que ocupaba mi cabeza: Lo difícil que es conocer a alguien, y darse a conocer.
Uno a medida que va creciendo se le complica más conocer gente y hacerse amigos... cuando uno es chico comparte sólo 5 minutos de vida con alguien y dice "sí, es amigo mío", y cuando sos un adulto y alguien te quiere conocer es como "Lo siento, no estamos tomando gente".
O sea que... en algún punto: me tengo que dar a conocer, pero no tanto, es un quilombo!
Llega Yanina, un poco tarde. Ya nosotros habíamos terminado de tomar nuestro café y nos estabamos por ir.

- Perdón la demora! estuve con lo del taller de poesía hasta re tarde, me re enganché! - Saluda Yani disculpandose. Santiago como que últimamente se anda distanciando, así que ni se metió en la charla. Obviamente la escuchaba, pero bueno, uno no elige (lamentablemente) qué escuchar y qué no.

- Qué onda eso? Está bueno, no? - Le pregunto curioso.

- Sí, es como que a través de palabras... podes contar cosas muy básicas y hermosas. De hecho, lo básico es lo más hermoso. Es que la gente anda muy ocupada con cosas que considera importantes cuando en realidad son irrelevantes. Eso es lo que Ornella me está haciendo ver.

- Ornella?

- Sí, no te acordas que ese era el nombre de la profe del taller?

- Ah, no. No me acordaba. Sabes que justo te iba a decir algo... viste cuando estuve metido en internet, medio deprimido...

- Sí, cuando conociste a Natalia por chat.

- Claro, bueno, me colgué con páginas y demás. Y había encontrado un blog de poesía muy copado que leí y me gustó mucho y dije: esto lo tiene que leer Yani!

- Cómo es el nombre del blog?

- Algo de "la sensibilidad en no se qué"

- La sensibilidad en lo insensible?

- Sí! lo conoces?

- Me estás jodiendo? Es el blog de Ornella.

- Ah! Esa Ornella es tu profe de taller? Es grosa! Yo me colgué leyendo y viendo sus fotos. Está linda!

- Sí, es una genía.

Miro fijo a Yanina.

- Qué? - Me pregunta.

- Dale... - le digo, como si fuese obvio.

- Uh... querés que Ornella sea la 16. No?

- Sí!

- Es que... es muy compleja. No sé como hacer para conseguirte una cita.

- Dame el número, le miento un poco, le digo que quiero comenzar en su taller... o me hago el fan de sus escritos.

- Bueno, está bien.

Una vez con el número de Ornella, decidí llamarla. Le dije que era amigo de Yanina y que me estuvo contando de las cosas que escribía y de su blog, le dije que me encantaba esa manera de contar lo básico a través de palabras tan complicadas. A ella le encantó mi cumplido. Le dije si podíamos conocernos con la excusa de que yo también quiero aprender a tener esa sensibilidad.

Y el 13 de agosto, mi cita número 16 con La Blogger, Ornella:

Hacía mucho frío y nos habíamos juntado a eso de las 8 de la tarde, que en realidad ya es medio de noche. Ella de todas formas, estaba con una remerita, como si no tuviese frío. Nos habíamos juntado cerca de su taller de poesía e ibamos a tomar un café.

- No tenes frío con sólo una remera? - Le pregunto después de saludarla.

- Obvio! si hace el re frío - Me dice Ornella.

- Y por qué no te pusiste un abrigo?

- Porque quiero sentir el frío... no voy a ocultar el clima que el mundo está ofreciendo hoy. Si la madre naturaleza quiere que haga frío, voy a sentir lo que ella quiere quie sienta. Tras esa idea artificial de abrigarse para poder serntirse a gusto siempre combato, creo que hay que sufrir algunas cosas. Un ejemplo claro, el frío en la gente que no tiene un techo. Gente que admiro, gente que... sufre lo que todos debemos sufrir.

- Upa... realmente hay sensibilidad en lo insensible.

- Sí, claro... el nombre en sí es en general para una crítica a lo que es la sociedad.

- Sí, te entiendo.

- Es que la gente anda tan ocupada con cosas que no lo son... por ejemplo esa necesidad de contar todo de uno y no darse a conocer... la gente está preocupada por un fanatismo que ofrece la sociedad en sí, o la televisión. Creen que tener fans o gente que sepan sobre sus vidas los va a hacer más importantes o valiosos. El problema de la comunicación, de que ya nadie se conoce.

Era bastante problemático tener una charla con ella. Todas sus palabras se podían resumir constantemente. Me acuerdo que en un momento me contó que se había comprado una planta y me lo contó de la siguiente manera:

"Creo que hay que saber encontrar la vida en absolutamente todo. Sobre todo en las pequeñas cosas, porque las pequeñas cosas son las que más duran y más nos sirven... el fruto de vida, nuestra alimentación para los pulmones, algo que está en el mundo mucho antes que nosotros, cómo no darle un espacio y un trato especial a aquello que le debemos la vida misma? Ni el mejor cuidado es una manera de agradecer el oxigeno."

Ok, todo lindo... pero realmente es necesario cubrir lo básico de esta manera tan rebuscada? Ornella tenía una especie de obsesión con la simpleza visto desde una complejidad. Lo interesante es que de alguna manera, me estaba ayudando.
Al fin alguien me estaba ayudando. Estaba aprendiendo bastante, de una manera medio indirecta. Pero que alguien hable de lo básico siempre hace bien. Nos hace entender y ver muchas cosas. Pero obviamente... siempre que uno se da cuenta de estas cosas, pasa por un proceso de depresión.
La charla con Ornella me estaba deprimiendo, se me venía Wanda a la cabeza, no entendía bien por qué, pero era así.
Dejé la depresión de lado y fuimos después del café a su departamento.

- Qué linda casa! - Le digo apenas entro.

- Es mi espacio en el mundo, un hueco más que debía ser ocupado y me tocó a mi. Es importante pero no es fundamental comprender bien el espacio que uno ocupa en el planeta y hacerse cargo del mismo. Y a la vez, cuando todos se hacen cargo de ese espacio, interactuar y fusionar espacios, relaciones, palabras, para seguir expandiendo de a poco lo que viene a formar parte de un absoluto - Si bien era una obsesiva de lo básico, creo que la mayoría de sus oraciones y/o escritos no tenían un sentido concreto, algún valor en el cual sustentarse.

Ya era medio tarde, como las 10 de la noche... y me ofreció de quedarme a comer. Me propuse a cocinar yo. Agarré algunas cosas que habían y me fui fijando qué podía salir de ahí.
Estabamos en la cocina y me estaba mucho costando prender la hornalla, la llamé para que me ayude:

- Che Ornella. Prendes la hornalla?

- Ornella, Hornalla?

- Sí, tenes un nombre parecido a Hornalla. No te habías dado cuenta?

- No. Qué frustrante.

- Tampoco para tanto!

- En realidad, nada es para tanto... o todo lo es. A veces uno de afuera te dice las cosas como son a pesar de que uno las tuvo en su vida presentes constantemente. Como mi nombre, lo tuve toda mi vida y jamás me di cuenta. Y vos? Hay algo que alguna vez te diste cuenta a través de un "desconocido", por así decir?

- Mmm, No - Nuevamente Wanda en mi cabeza.

- Seguro? A ver... en qué estás pensando?

- Bueno... en mi ex.

- Y por qué pensas que se te vino a la cabeza cuando te mencioné este tema? Capaz hay algo sobre ella que no te diste cuenta. Capaz si me contas algo sobre ella... yo te pueda ayudar.

Empecé a contarle una anecdota de Wanda muy importante en mi vida...

Resulta que Wanda y yo, justo en etapas decisivas antes de ponernos de novios, tuvo que irse de viaje a Mar del Plata por 7 días. Era un viaje importante para ella, pero esa distancia podía hacer que lo nuestro no funcione... Ella estaba medio confundida y la confusión mezclada con la distancia física puede jugar en contra (o a favor, dependiendo para quién). El tema es que no quería saber mucho sobre mí en esos días, sin embargo fue inevitable hablar en algún momento de esa semana que se fue. Ella me había contado que me había comprado alfajores que me iba a dar cuando vuelva.
Volvió y ella tenía la cabeza en otro lado, gracias que se acordaba de mi nombre. Esto nos llevó a un distanciamiento, pero no físico, sino emocional. Luego de un mes de estar medio peleados, nos juntamos a hablar y poniendo las cartas sobre la mesa, decidimos ponernos de novios.
Esa alegría de haber conseguido a Wanda, que en ese momento era mi sueño máximo, me hacía sentir realmente vivo, estaba brillando como nunca. El tema es que un brillo muy fuerte puede cegarnos y eso fue lo que pasó. Luego de nuestras primeras horas de noviazgo, entre risas y besos, le pregunté por los alfajores que me había comprado. Ella me contestó que durante ese mes que no nos habíamos visto y nos peleamos, se los terminó comiendo.

Cuando terminé de contarle a Ornella, ella me dio su opinión. Y sí, Uno tiene una visión toda su vida sobre algo y capaz no se da cuenta de lo que puede significar realmente.
Durante ese mes que Wanda supuestamente tuvo que pensar en nosotros, jamás había apostado al amor. Que ella se haya comido los alfajores significaba que no creía que nos ibamos a volver a ver... o que ibamos a estar juntos!
Wanda, a la hora de "jugarse" por mí, no apostó al amor. Y yo en ese momento no me di cuenta. Como les decía, por ese brillo que te deja ciego. Y tal vez una persona desconocida, como Ornella, te lo hace ver, de alguna manera, aunque haya pasado ya mucho tiempo... Entender un poco más el pasado puede ayudarnos a dejarlo atrás, donde pertenece. No?

Creo que cada cita me fue dando una enseñanza. Ya van 16 enseñanzas que recibo en el año... y creo que es hasta ahora la más importante. Un desconocido total nos puede hacer ver las cosas de una manera tan distinta y tan acorde a la realidad, que nos terminan ayudando a dejar el pasado. También me di cuenta de lo importante que es darse a conocer y lo difícil que es con todo el tema que hablaba con Santiago. Con Ornella nos dimos a conocer de una manera que nos permitió ayudarnos mutuamente. Digamos que a esta cita le saqué bastante provecho, recibí la ayuda que necesitaba y siento que Wanda cada vez se despega más de mi cabeza. Y lo veo como algo positivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario