jueves, 19 de agosto de 2010

Cita 11

Mientras estuve preguntándome quién podía mandarme una carta diciendo "Te extraño" Santiago estuvo 2 días completos en mi casa. Deprimido, pensador. Viendo qué podía hacer para salvar a su relación. Viendo películas todo el día.

- No creo que la manera correcta sea desapareciendo 2 días - Le digo.

- Si querés que me vaya decimelo - Haciéndose la víctima.

- No, no es eso... Pero, qué ganás estando acá encerrado mirando películas? No las podés ver en tu casa?

- Sí, pero si las veo en otro lado, siento que estoy haciendo algo. Si veo una peli en mi casa siento que pierdo el tiempo.

- Es verdad, es verdad. Bueno, pero no te sirve de nada tampoco ver tantas películas.

Tenía una pila de DVDs con películas como "Alta Fidelidad", "Cuando Harry Conoció a Sally", "Casablanca", "Los Puentes De Madison".

- Bueno, andás con serios problemas de amor me parece... Todas románticas. Pensé que no te gustaban.

- Yo también pensé eso.

- Bueno, pero te tenes que juntar a hablar con tu mujer!

- No estoy preparado...

- Nunca vas a estar preparado para nada. Nunca tenés que pensar que es lo que tiene que pasar. Tenés que hacer que suceda. Pasa con todo en la vida. Si uno no hace lo posible para que se de, no va a pasar jamás. Nadie va a acomodarte las cosas para que se te den solas. Animate a mover el mundo por vos mismo y conseguir lo que querés... Ahora, qué querés?

- Estar con mi mujer, seguir buscando nuestra nueva meta: nuestro hijo.

- Y andá y conseguilo!

- Tenés razón. Lo voy a hacer. Y vos en qué andas?

- Por llamar a Karina.

- La Abogada?

- Si. Pero no por temas judiciales. O sea, si... pero tengo pensado que ella sea mi próxima cita.

- El 4 de junio tendría que ser, no?

- Y sí, vos deberías saber. Con esa libreta que hiciste!

Llamé en ese momento a Karina, Santiago me pidió que ponga el altavoz para escuchar. La charla fue así:

- Hola Karina, te habla Mariano Ricardi. Nos habíamos visto hace unos días. Te acordás?

- La verdad que no... A ver, por qué tema era?

- Por un juicio que me había levantado una japonesa.

- Ah si! perdón no me acordaba jaja, la verdad es que ando re ocupada últimamente.

- Uh, entonces no tenés un lugar para que nos podamos juntar y charlar mejor, ir a tomar un café?

- Y mira, la verdad es que tengo una semana complicada, pero me hago un hueco seguro.

- Qué te parece... mmm, no sé. El 4 de junio?

- Viernes?

- Si!

- Dale, la verdad es que me viene bárbaro porque tengo una hora libre entre el estudio y el gimnasio. Hay un bar en la esquina del estudio esperame ahí. Ok?

- Bueno, nos estamos viendo el viernes 4!

- Dale Mariano, te mando un beso.

- Otro.

Corto. Ya tenía cita y faltaba como una semana. Bien, un tema menos para preocuparse.

- Te diste cuenta de que esta abogada, Karina, siempre mete en todas sus frases "...la verdad..."? - Dice Santi.

- No, no lo había notado. Sólo vos te das cuenta de eso.

- Tenés sólo 1 hora de cita el viernes. Estás complicado. Tenes que ser rápido.

- LA VERDAD que si.

Viernes 4 de Junio, cita número 11 con la abogada, Karina:

5 minutos antes, un día soleado. Karina tardaba en llegar así que ya me fui pidiendo un café. Apenas lo pido, entra Karina con la bolsa de una farmacia.

- Hola, perdón la demora. La verdad es que estaba a full con unos papeles a último momento y tuve que ir a comprarme una crema. - Me dice mientras se sienta.

- Todo bien, no te hagas drama! - Me quedo colgado mirando para abajo pensando en lo que dijo Santi. "La verdad".

- Qué pasa que andas colgado?

- Nada.

- En qué pensabas?

- En nada.

- Mira, la verdad que, como abogada. Odio que me mientan, sea en mi trabajo o en la vida misma. Me encantaría que todo el mundo pueda decir la verdad. Que le preguntes a alguien "en qué pensás en este momento?" y te contesten realmente lo que piensan. Me encantaría un mundo sin mentiras.

- Pero las mentiras son necesarias en algunas cosas.

- Pero igual, está mal!

- Bueno, está bien.

- Entonces...?

- Entonces qué?

- Nada, pedimos?

- Yo ya pedí un café justo antes de que llegues.

- Ah, sos rapidíto eh... - me lo tira como seduciendome.

- Y sí, la verdad que si - La verdad, la verdad...

- La verdad, que eso me gusta. No me gustan las cosas rebuscadas tampoco, que sean todos sinceros y rápidos. Qué me decís?

- Eso si estaría bueno.

- Y además que tenemos sólo una hora - OK, realmente me estaba seduciendo.

- Y a ver... vos en qué pensás en este momento? - Ahora invertimos roles y se lo pregunto yo.

- La verdad?

- La verdad!

- La verdad que... estaba pensando en que podemos sacar buena plata con el tema de este juicio, lo tenés prácticamente ganado. Mientras no me mientas, y no quieran mentir!

- Claro... está bien. - Ok, no me estaba seduciendo.

- Y vos? qué pensabas?

- La verdad?

- Obvio, la verdad.

- Que... siempre en una oración incluís la expresión "la verdad que" o "la verdad es que"...

- Jajaja, si! varios me lo dicen. Es que me apasiona tanto la verdad que no puedo controlarlo!

Karina estaba un toque más suelta. Es que una mujer cuando dice la verdad, es un problema. Porque no sabés cuándo te estan seduciendo y cuándo no. Ya que siempre a la hora de seducir, la mujer es mentirosa, muy mentirosa. Y con ella no podía darme cuenta de si había buena onda o no. Hasta que en un momento Karina me empieza a frotar la pierna con su pie por debajo de la mesa.

- Y ahora... en qué pensás? - Ahora sí, es evidente. LA VERDAD es que me estaba seduciendo.

- La verdad? jaja.

- Obvio... la verdad...

- Y mirá, estaba pensando que... no sé. Como está tardando mucho el café y nos gustan las cosas rápidas, se me ocurría que podíamos ir para tu estudio que es lo que más cerca nos queda. Bajar todas las persianas, cerrar con llave, que me tires arriba del escritorio y te sientes arriba mío. Que yo te empiece a sacar la remera y me decís "No, pendejo. Acá manejo yo los tiempos" y me sacás la remera vos. Después me podías ir sacando todo el resto de la ropa y vos te sacas la tuya y me haces un buen buche. Y después con el poco tiempo que nos queda te pego una garchadita arriba del escritorio mientras me gritas "la verdad, la verdad, la verdad, la verdad!"

Ok, me fui bastante al carajo.

- Qué? Vos sos un idiota! - Reacciona extremadamente sorprendida y ofendida.

- Pero te estoy diciendo la verdad! no es que no soportas la mentira?

- Si pero las mentiras son necesarias en algunas cosas.

- Y eso te lo dije yo!

- Mentira! no me mientas!

- Es que no te estoy mintiendo! en serio que pensaba en eso. No te podés poner así porque yo pensaba en hacer eso. No significa que lo vayamos a hacer.

- Obvio que no lo vamos a hacer!

- Pero escuchame una cosa. Primero me jugas con "la verdad, la verdad", te hacés la seductora. Y me frotás la pierna por abajo de la mesa. Yo pelotudo no soy.

- Ah bueno, no sos pelotudo. Sos extremadamente pelotudo. No sos más pelotudo porque no te da el tiempo. Capáz si te levantás más temprano.

- Entonces explicame por qué me frotaste la pierna con el pie?

- Ves esta bolsa de farmacia? adentro, hay una crema. Imbécil. Y esa crema es para una picazón que tengo en el pie desde hace unos días que me agarró en el gimnasio.

- La verdad?

- Si, la verdad! pelotudo!


"La verdad" que estas cosas sólo me pueden pasar a mi. Me quedé sin cita 11 y sin abogada para defenderme del juicio con Katakana. También seguía extrañando mucho a Wanda. Qué pasa cuando extrañas tanto a una persona que no podés sacartela de la cabeza? qué se hace en estas situaciones?
La gente de afuera lo ve como un problema fácil, hasta que les pasa a ellos. Y no hay mucho para hacer, tal vez eso sea lo peor. Quedarse sentado, o parado, esperando a que alguien haga algo por vos. Pero qué pasa si ese alguien nunca hace nada? Este tema me estaba volviendo loco. Sentía que no dejaba de hacer ridiculeces, de salir con mujeres y encontrarme con cosas de todo tipo. Problemáticas; algunas ideales pero me impido a mi mismo seguir viendolas, no sé, le busco el lado negativo a todo; mujeres completamente locas con sus manias que me pueden.
Yo sólo quiero a una mujer, y no estoy haciendo nada para que eso se de. Se lo dije a Santiago con su mujer, que haga cosas para que salga lo que el quiere que sea y yo no escucho mis propios consejos. Pero otra vez lo mismo, siento que no puedo hacer nada.

- Siempre se puede hacer algo para estar mejor - Me dice Yani por teléfono. La llamé porque realmente estaba deprimido.

- Eso ya lo sé. Pero no siempre se puede hacer algo por alguien para poder estar bien con esa persona.

- Es que tal vez lo que tenés que hacer es pensar en vos, tarde o temprano, si lo querés se te va a dar.

- Es que la extraño mucho, me mata no saber nada de ella.

- Bueno, pero lo mejor que podés hacer ahora es lo que estás haciendo. Haces cosas por vos mismo pero paralelamente para que ella aparezca en algún momento.

- Es que siento que nunca va a aparecer.

- Y si no aparece, listo. Pensá en otras mujeres. Eso tenés que hacer. Salís con 1 cada 2 semanas y no disfrutas. Te estás olvidando de disfrutar, y eso es lo importante.

- Tenes razón.

Con eso que me dijo Yani, me sirvió bastante para seguir. Si bien mi obsesión por conocer a la mujer de mi vida (si es que Wanda no lo es) me lleva a priorizar sólamente eso y actuar sólo para conseguirlo, me di cuenta de que no estaba disfrutando esa búsqueda. Supuestamente tiene que ser algo hermoso conocer a alguien y enamorarse. Y yo me estaba olvidando de eso.
Con noches como estas, en las que reflexiono mucho, siempre me gusta ir a un bar muy desconocido que lo ves de afuera y te preguntás "Cómo hace un local como este para mantenerse vivo?" porque la realidad es que está hace muchísimos años y no va nadie más que yo y otras pocas personas. Y ya no pensaba tanto en Wanda, pensaba en divertirme. Si con ella tiene que ser, va a tener que ser. Pero ahora, pensando acá, en este bar, en la cita número 12 y en otra abogada, que tal vez, podría tratarse de la misma persona. Pero: salir otra vez con otra abogada?

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